Esclerosis Múltiple

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SIGNOS Y SÍNTOMAS DE LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de la Esclerosis Múltiple?

Al comienzo de la enfermedad, los síntomas de la Esclerosis Múltiple pueden ser muy variables en función de las zonas del SNC que se vean afectadas. Además, estos síntomas varían según la evolución de la enfermedad y no todos los pacientes experimentan todos los síntomas.

Tener en cuenta que …

Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Cansancio y debilidad excesiva.
  • Falta de equilibrio y coordinación : Vértigos, mareos, inestabilidad en las extremidades que pueden dificultar la marcha.
  • Dificultades para hablar y comer : Cambios en el ritmo del lenguaje, arrastrar las palabras o hablar de forma lenta y difícil de entender. Problemas para masticar y tragar.
  • Alteraciones de la vista : Visión borrosa, visión doble, movimientos oculares rápidos e involuntarios. La pérdida de visión total no es muy frecuente.
  • Temblores y rigidez.
  • Problemas de vejiga e intestinales : Necesidad de orinar frecuentemente y con urgencia, estreñimiento. A veces, incontinencia con escape de heces y orina.
  • Alteraciones de la sensibilidad : Hormigueo, sensación de quemazón, dolor muscular, sensibilidad al calor. El aumento de la temperatura (fiebre, baños calientes o la exposición al sol) provoca un empeoramiento de los síntomas.
  • Alteraciones en la sexualidad : impotencia, disminución de la excitación, pérdida de la sensación placentera.
  • Dificultad para pensar y memorizar: Problemas de memoria a corto plazo, falta de concentración, falta de la capacidad de comprender y dificultad para resolver problemas.

¿Qué relación existe entre la progresión de la enfermedad y los síntomas?

Los síntomas que experimenta una persona con EM pueden variar en gran medida de una persona a otra.

Se puede decir que el hecho de que el paciente no experimente síntomas no quiere decir que la enfermedad no esté progresando, es decir, en ocasiones el daño neurológico puede ocurrir como consecuencia de la actividad de la enfermedad aun en ausencia de síntomas.

Por este motivo y dado que la progresión no siempre es visible, se recomienda un seguimiento anual con resonancia magnética ya que dicha técnica es capaz de detectar lesiones aún en ausencia de síntomas.

Hoy en día la EM no tiene cura, pero existen tratamientos que pueden retrasar la progresión de la enfermedad. El objetivo principal del tratamiento es controlar los síntomas y ayudar a que el paciente mantenga una calidad de vida normal.

Se ha demostrado que el tratamiento precoz reduce significativamente el número de brotes y la intensidad de los mismos.

El tratamiento debe comenzar lo antes posible, buscando la mejor alternativa terapéutica y la máxima seguridad para el paciente.

Los medicamentos son más efectivos en la EM remitente-recurrente que en otras formas de EM. En los últimos 10 años han aparecido nuevos fármacos que tratan los síntomas y mejoran la evolución de la EM en esta forma de la enfermedad